12.7.09

Poesías animalistas

FRÍA CADENA

Espectro de dolor, soy el cautivo
de tu eslabón amogosado y viejo,
es monótono el ruido,
que junto a mi ladrido,
es de mi angustia, cruel reflejo.

En las noches de vigilia y de frío,
mi alegría tiene el brillo
de un lucero apagado,
y amanecemos juntos, en eternas auroras,
tu metal y mi carne encadenados.

El sonoro zumbido de las moscas,
merodeando quizás, el hueso descarnado,
nos saca de este triste aburrimiento
en el que estamos los dos amalgamados.

Fuiste el verdugo de mi cautiverio,
y testigo de hambrunas, sol y heladas,
al morir yo, los dos seremos libres,
porque al condenarme a mi, fría cadena,
tu también estuviste condenada!

Ofelia de Fontana



NOSTALGIA DE JILGUERO

Desde esta jaula encerrado
contemplo el bello jardín,
que perfume tendrá el nardo?
como será el del jazmín?

Yo considero a mis dueños
personas inteligentes,
cantan, aman, van y vienen
moviéndose libremente.

Los observo silencioso
cuando hablan de libertad
¡ El hombre debe ser libre
sino jamás crecerá!

Y a mi, porqué en esta celda
un día me condenaron?
Sin previo juicio lo hicieron,
y de abrirla se olvidaron!

Cómo será hacer un nido?
Y vivir enamorado?
Cómo será proteger
a pichones emplumados?

Ellos cegaron mi vida,
destrozaron mi ilusión,
pero luchan por ser libres
y disfrutan del amor!

Ofelia de Fontana


ACERCATE CACHORRO

Yo se que tienes dudas
y miras temeroso,
como confiar del hombre
si fue quien te dejó.

Olvídate del miedo,
cobíjate en mis brazos,
no apures más tus pasos
yo te daré mi amor.

Tus gritos se perdieron
en la calle vacía,
no sirvió tu alegría
ni tu fidelidad.

Igual te abandonaron
ignorando tu suerte,
lo mismo era la muerte,
no volvieron atrás.

Acércate cachorro,
deja que te acaricie,
no habrá mas días grises
si te vienes conmigo.

Has movido la cola
señal que me entendiste,
no quiero que estés triste
desde hoy, yo soy tu amigo!!

Ofelia de Fontana


AMAPOLAS DE MUERTE

Por dios baja la mano!
no arrojes esa piedra,
agudiza tu oído
y escucha su canción,
es tal la melodía
que irradia con su trino,
que apagará tu ira
y encenderá tu amor.

Por que quieres matarlo,
acaso te molesta?
Si es un ángel pequeño
que se estremece al verte.

Despréndete del odio
que enarbola tu mano,
no pintes con su sangre
amapolas de muerte!

De que te sirve niño
un pájaro que ha muerto?
Sin quejas ni reproches,
sin lágrimas, ni llanto,
con un nido vacío
en un ramal desierto,
y la tristeza oculta
de un bosque sin su canto!

Ofelia de Fontana


VAYA HAZAÑA

Torito has nacido bravo,
con eso se echo tu suerte,
y es aroma de la tarde
aberrante olor a sangre
que está tentando a la muerte.

La plaza es un solo grito,
de alabanzas al torero,
y piden verte tendido
desangrándote vencido
entre capa, estoque y miedo.

Tus ojos turbios de sombras
y de instintivo valor,
solo miran que adelante
viene llamando insinuante
la espada tras el mantón.

Se paralizan tus patas
de tanto errar embestidas,
y se enardece la gente
cuando tu sangre caliente
se escapa por las heridas.

Vaya hazaña del torero
rodeado por tantos hombres,
cabalgando, dos lanceros,
mas de diez banderilleros
y filo mortal que esconde.

Los oles y los aplausos
te asfixian como serpiente,
y destrozado en la arena
sin mas sangre por tus venas
te viene a buscar la muerte!

Ofelia de Fontana


PERRITO ATROPELLADO

Se derrama su sangre
en el asfalto,
y se desliza hacia la cloaca
nauseabunda,
se apagan las estrellas de sus ojos,
y las luces de su vida
en la penumbra.

Sus patitas temblorosas
parecieran,
que esperaran de una mano
su bondad,
tardaron tanto, que quedó
dormido
acunado en los brazos
de la fatalidad.

Que tienes en tu alma
conductor endiablado?
como sigues tu marcha
sin mirar hacia atrás?
Ahora impunemente
has escapado,
pero de tu conciencia
jamás escaparás!

Ofelia de Fontana



LA GALOPEADA

Amargas lagrimas corrieron por mi rostro
cuando me enteré de tu muerte, noble amigo
no pudiste cumplir tan largo viaje,
y quedaste dormido en el camino.

Tu no entendiste lo de las veinte leguas,
ni entendiste porqué la galopeada,
elevaste tus patas de la tierra
y en la embestida te crecieron alas!

Nadie te preguntó si tu querías,
nadie te consultó si te animabas,
quedaste sin aliento galopando
y la ambición de muchos se desarmó en la nada.

Perdona a aquellos hombres, caballito
que por un premio tu vida avasallaron,
y les sirva de experiencia tu tortura,
para que tu sacrificio no sea en vano!

Ofelia de Fontana

No hay comentarios:

Publicar un comentario