7.7.09

Bienestarismo vs Abolicionismo

Artículo extraído de la web www.igualdadanimal.org

“¡Llevemos a los pollos a la cámara de gas!” Un imaginario canto de protesta, demasiado repugnante para ser real. Sin embargo, algunos grupos de defensa de los animales, como PETA y United Poultry Concerns, han pedido que los mataderos gaseen a los pollos en vez de dejarles conscientes mientras son paralizados eléctricamente y mientras sus cuellos son cortados. La matanza masiva de pollos es innecesaria, injusta e indudablemente cruel. Pero el pedir que los pollos pasen por la cámara de gas sugiere lo contrario. Sugiere que el problema es cómo se les mata. Una campaña por una matanza menos cruel propone una nueva forma de cometer un asesinato masivo. Este tipo de campaña se llama “bienestarista”.

Las campañas “bienestaristas” fomentan la noción que los animales que están esclavizados y son asesinados pueden tener bienestar. Un bienestar genuino es incompatible con la esclavitud, la muerte y cualquier otro abuso, por eso utilizo comillas en la palabra bienestarismo cuando ésta se utiliza en un contexto que se refiere al daño especista.
Las campañas “bienestaristas” son anti-derechos. Éstas apoyan diferentes formas de violación de los derechos morales de los no-humanos. Las supuestas campañas por una matanza de forma humana promueven una forma diferente de violar el derecho a vivir de los no-humanos. Las campañas que tienen como fin un confinamiento menos severo promueven una forma diferente de violar el derecho a la libertad de los animales no-humanos.

PETA presionó a McDonalds, Burger King y Wendy’s para que requiriesen a sus proveedores de carne y huevo que el confinamiento de los animales no-humanos sea menos cruel. Estas cadenas de restaurantes ahora han especificado, entre otras cosas, que sus proveedores de huevos deben aumentar de 48 pulgadas cuadradas a 67 el espacio proporcionado a cada gallina enjaulada. Una gallina tiene el derecho moral a no ser confinada ni en 48 ni en 67 pulgadas cuadradas. Muchos activistas han gritado “¿Qué es lo que queremos? ¡Derechos para los animales! ¿Cuándo los queremos? ¡Ahora!”. Con mucha razón, ningún activista jamás proclamaría “¿Qué es lo que queremos? ¡Jaulas un poco más grandes! ¿Cuándo las queremos? ¡En el momento en que McDonalds o algún otro gran abusador se lo pida a sus proveedores!” Cualquier intento de trabajar con, en vez de en contra de, industrias que abusan de los animales debe hacer izar una gran bandera roja. Está moralmente mal explotar a los animales no-humanos, independientemente del espacio que tengan, o de si están fuera o dentro de una jaula. Este es el mensaje que los defensores de los animales deben transmitir.

Nosotros no necesitamos comer partes del cuerpo de un pollo que haya pasado por una cámara de gas o que haya sido asesinado por algún otro método. No necesitamos comer huevos de gallinas que se encuentran cautivas dentro de una jaula o de alguna manera diferente. No necesitamos comer comida que provenga de animales no-humanos. En vez de pedir una matanza o un confinamiento menos cruel, debemos promover el veganismo. Simplemente haciendo públicas las realidades de la explotación animal podemos conseguir que mucha gente se haga vegana. Persuadir a otros a adoptar un estilo de vida vegano reduce el número de individuos que sufren y mueren. También reduce el apoyo público hacia la industria cárnica, la vivisección y otras formas de explotación animal, haciendo más cercano el día en que estas serán finalmente prohibidas.

Algunos activistas adoptan tanto el “bienestarismo” como el veganismo. Su “bienestarismo” impide la propagación del veganismo ya que implica que la explotación animal es inevitable y por lo tanto aceptable si se lleva a cabo de una forma “humana”. Nuestro mensaje debe ser claro y consistente: no necesitamos explotar a los demás animales; su explotación es injusta y siempre causa sufrimiento. De la misma forma que los modelos a seguir veganos deben adherirse al veganismo en su estilo de vida, los portavoces por el veganismo deben adherirse al veganismo en su lucha. No tendría sentido que un defensor del veganismo llevase zapatos de piel de vaca o comiese la carne de un cerdo. Tampoco tiene sentido promover el veganismo en un momento y al siguiente promover la producción y el consumo de carne y huevos. Para que nuestra voz sea escuchada, nuestra oposición a la explotacion animal debe ser fuerte y clara.

Nosotros debemos promover persistentemente los derechos de los no-humanos, es decir, la emancipación. Los “bienestaristas” que se llaman a si mismos activistas por los derechos de los animales, sabotean el concepto de derechos para los no-humanos. Confunden al publico haciéndoles pensar que el aprisionamiento, matanza y otros tipos de abusos especistas pueden ser consentidos dentro de los derechos de los no-humanos. Los “bienestaristas” reemplazan el derecho a vivir de los no-humanos por un “derecho” a ser asesinados con menos terror y dolor. Reducen el derecho a la libertad de los no-humanos a un “derecho” a ser aprisionados injustamente en un espacio mayor. En realidad, alguien que carece de los derechos más básicos –a la vida y a la libertad- deja de poseer derecho alguno.

Al promover una emancipación total, se pueden alcanzar emancipaciones parciales, a través de prohibiciones abolicionistas. Todas estas prohibiciones abolicionistas protegen al menos a algunos animales de algún tipo de explotación. Éstas evitan que algunos animales formen parte de situaciones explotativas y puede quitar a victimas de esta situación. Una prohibición en la caza de osos previene que haya osos que sean heridos o matados: lo que hace es prevenir, más que modificar su abuso. Los activistas pueden trabajar para conseguir cualquier tipo de prohibición abolicionista, incluyendo prohibiciones en productos peleteros, la clonación de algunas mascotas y mamíferos marinos en prisiones acuáticas. Por ahora, las prohibiciones abolicionistas no emanciparán a todos los no-humanos, pero sí emanciparán a algunos y nos moverán en la dirección correcta. No podemos hacer que se prohíban la mayoría de los productos especistas más populares (como la carne de los peces, la leche de vaca, los huevos de gallina) hasta que no creemos una oposición publica hacia estos productos.

Cuando no es posible alcanzar prohibiciones abolicionistas, podemos involucrarnos en boicots abolicionistas. Aunque estos carecen de la fuerza de la ley, los boicots pueden ser altamente efectivos. Una campaña de “boicot a los huevos” puede hacer más cercana la emancipación de los pollos. Convenciendo a la gente a dejar de consumir huevos, se puede hacer que disminuya el número de pollos que sufren mientras se aumenta la oposición contra toda la industria huevera. Similarmente, un boicot a productos de belleza que no estén libres de crueldad puede reducir la vivisección y aumentar la demanda de productos libres de crueldad. Además de boicotear productos en particular, los activistas pueden boicotear instituciones especistas, como las carreras de caballos y los zoos.

Los “bienestaristas” comúnmente dicen “Yo apoyo cualquier cosa que reduzca el sufrimiento animal”. Pero a la larga las medidas “bienestaristas” incrementan el sufrimiento porque perpetúan la explotación. Tengamos en cuenta el Acta de Métodos Humanos de Matanza (HMSA por sus siglas en inglés). Si uno está realmente informado de lo que ocurre en un matadero, sabremos que la HMSA completamente falla en proteger a los animales no-humanos. Principalmente, refuerza el apoyo público a la matanza ya que legitima la industria cárnica, dando la falsa impresión de que las victimas son matadas “humanamente”. Las medidas “bienestaristas” son inútiles ya que dejan a los animales en las manos de sus opresores. Sólamente las medidas emancipacionistas, que honran los derechos morales de los animales, pueden proteger adecuadamente a los no-humanos. Un bienestar genuino para los no humanos requiere que éstos estén libres de toda explotación.

Joan Dunayer es autora de Animal Equality: Language and Liberation (2001) y el recientemente publicado Specisism. Ambos publicados por Ryce Publishing.

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