15.8.11

El devenir revolucionario de los individuos. Michel Onfray

SEXTA PARTE
Una política libertaria

II
Una práctica de la resistencia

1


El devenir revolucionario de los individuos. Ya nadie cree en la revolución a la manera insurreccional de Blanqui. ¡Incluso el capitalismo liberal ha renunciado a los golpes de Estado según las teorías de Malaparte! Ya no tiene éxito en ningún lado la idea de Marx según la cual el cambio de infraestructura económica modifica en forma automática la superestructuras ideológicas. La apropiación colectiva y violenta de los medios de producción no cambia nada: la ideología no surge de la supuración fisiológica de los modos de producción, sino de otras lógicas... Las ideas viven una vida menos breve.
El capitalismo es flexible. No renuncia a sus posiciones sin recurrir a artimañas y múltiples medios antes de darse por vencido. Aún no se ha escrito la historia de esas metamorfosis: el afecto, la proximidad, los sentimientos hacia el capitalismo paternalista; el llamado a los grandes fetiches -la libertad, en especial, de emprender- junto a la variante liberal dura; la convocatoria de la vena social en el caso de la versión socialdemócrata; el rigor brutal de los fascistas con casco; la seducción de la posibilidad de acceder a los objetos deseables en el tropismo consumista; el espejismo permisivo con los liberales libertarios; la infiltración permeable e insidiosa en la actualidad de los fascismos micrológicos. Y todo el tiempo, el envoltorio y el condicionamiento atraen la atención sobre la novedad, pero la mercancía sigue siendo siempre la misma...
¿La renuncia a la insurreción? ¿Habrá que hacer el duelo, en lo sucesivo, de una acción revolucionaria? ¿O quedan esperanzas todavía y, si es así, bajo qué formas? ¿La revolución es un ideal aún defendible? ¿A qué precio? ¿Para hacer qué? ¿Con quién? ¿En busca de qué? ¿Qué haría Blanqui en nuestra época? ¿Querría aún el golpe de Estado que predispone a la opinión pública cuando el ardid permite que ocurra sin dificultades y se instale por largo tiempo? La lección de Auguste Blanqui no se encuentra en la letra de su texto, ni en sus acciones en las barricadas, sino en el espíritu de su vida: intentar la producción de efectos revolucionarios.
Detengámonos un instante en la noción de revolución: ¿qué significa hoy en día? Evitemos el significado astronómico: pues toda revolución implica una rotación, sin duda, peo para volver al punto de partida. Con frecuencia, las cosas no ocurren así: ciertamente, la Revolución Rusa abolió el zarismo, pero para instaurar un régimen mucho más brutal al del látigo de los zares. Aquel falso cambio no es deseable: alimenta la ilusión, desalienta y decepciona para toda la vida.
La revolución tampoco consiste en el cambio radical ni en la abolición del pasado, la tabla rasa. La destrucción de la memoria nunca ha permitido construir nada durable o que valga la pena que perdure El odio al pasado, a la Historia y a la memoria -síntomas de nuestra época crepuscular- produce espejismos, fantasmas y períodos históricos estériles. Los autos de fe, la exaltación iconoclasta, los incendios de edificios y los diversos vandalismos rozan la bestialidad y no estimulan de ningún modo el progreso de la razón.
¿Dónde está, pues, la revolución? En la lógica hegeliana de la Aufhebung: conservación y superación. En el proceso dialéctico que permite apoyarse en lo dado, el pasado, la historia, la memoria, para adquirir el impulso que, respetuoso de aquel punto de apoyo, avanza más allá y genera nuevas posibilidades de vida. Esta dialéctica no es una ruptura radical, sino la continua superposición, evolución fanca y abierta hacia horizontes lejanos. Recuperemos el proyecto de Condorcet, siempre de actualidad, con fe en el progreso del espíritu humano. Y démosle a ese espíritu radical la posibilidad de realizar considerables progresos.

¿Qué hacer? Releer a La Boétie [1] y recuperar sus tesis más importantes: el poder no existe, se ha dicho, sin el consentimiento de aquellos sobre quienes se ejerce. ¿Si falta ese consentimiento? El poder cesa y pierde su conquista. Pues el coloso con pies de barro conserva los pies -imagen del Discurso sobre la servidumbre voluntaria- únicamente a través de la anuencia del pueblo explotado. Frase sublime: estén decididos a dejar de servir y serán libres, escribe el amigo de Michel de Montaigne. Nada ha cambiado desde el siglo XVI. La brutalidad del liberalismo sólo se mantiene debido a la aprobación de los que lo padecen. Cuando ellos le nieguen su colaboración -la palabra es importante-, la fortaleza se convertirá en un montón de piedras yermas.
La violencia liberal no es platónica ni caída del cielo ni emana de ideas puras. Surge del suelo y de la tierra, se encarna y toma apariencia humana, utiliza vías de paso localizables, activadas por hombres con rostro. Existe debido a los que contribuyen a su genealogía y a la persistencia de esa monstruosidad. Se encarna en lugares y personas, en las circunstancias y en las ocasiones. Se muestra: es visible y por lo tanto frágil y delicada, asequible, expuesta, y así es posible combatirla, detenerla y prohibirla.
La naturaleza de los microfascismos conduce a las microrresistencias. En muchas ocasiones las fuerzas negativas se oponen a las fuerzas reactivas e interrumpen la difusión de la energía lóbrega. Seamos nominalistas: el liberalismo no es una esencia platónica, sino una realidad tangible y encarnada. No luchamos con conceptos sino con situaciones concretas. En el terreno inmanente, la acción revolucionaria se define por el rechazo a transformarse en correo de transmisión de negatividad.
Aquí y ahora, y no mañana o en un futuro radiante, más tarde... porque mañana no es hoy... La revolución no espera la buena voluntad de la Historia con mayúscula; se encarna en situaciones múltiples en los lugares donde se la moviliza: en su familia, su taller, su oficina, su pareja, en su casa, bajo el techo familiar, en cuanto un tercero queda implicado en una relación, por todas partes. No hay pretextos para dejar para mañana lo que finalmente no se hace jamás: ¿el lugar, el tiempo, las circunstancias y la oportunidad revolucionaria? Ahora mismo. Al comprobar el fin de toda posible revolución insurrecional, Deleuze recurrió al devenir revolucionario de los individuos. La convocatoria conserva toda su eficacia y potencialidad.
Claro está que a ese rechazo no le conviene la soledad, pues el poder y la dominación liberal disponen de medios para hacer entrar en razón al rebelde aislado, que será aplastado, eliminado y reemplazado con gran rapidez. Cada acción dividida da pie a su represión inmediata. Salvo si se tiene vocación de mártir -inútil y contraproducente-, el heroísmo sin concertación desperdicia una energía preciosa en pura pérdida. La resistencia permanente, sí: y construir una vida dedicada a evitar que se convierta en una engranaje del funcionamiento de la máquina nefasta es aun mucho mejor. No obstante, en la realidad resulta más efectivo concertar, asociar las fuerzas y aumentar las posibilidades de triunfo de las propias ideas: retrasar, frenar detener, parar, volver la máquina inútil e ineficaz. De la inercia al sabotaje.


[Michel Onfray/La potencia de existir. Manifiesto hedonista
Ediciones de la flor. 2007]

[1] Discurso sobre la servidumbre voluntaria. La Boétie. 1576

El fascismo micrológico. Michel Onfray

SEXTA PARTE
Una política libertaria

I
Una cartografía de la miseria

3


El fascismo micrológico. La época del fascismo con casco, armado y con botas ha desaparecido. Esa fórmula tiene la ventaja de la visibilidad: sus modalidades se ven en la calle, las comisarías, las escuelas de guerra, los medios de comunicación, la universidad y otros aspectos sensibles de la sociedad civil. El golpe de Estado según el principio putchista con la ayuda de una columna de vehículos blindados y la topa de soldados de élite decididos, sin fe ni ley, todo eso ha desaparecido. Los Estados Unidos lo llevaron a cabo en América del Sur en el siglo XX, algunos países africanos insisten en conservar aquel modelo pasado de moda, pero el fascismo ya no recurre a artificios tan groseros. En adelante, el fascismo del león da paso al fascismo del zorro; merece un análisis.
Primero, el fascismo del león: trivial, clásico, incluido en los libros de historia, comprende la comunidad nacional mística que ingiere y digiere visiblemente las individualidades en beneficio de un cuerpo místico trascendente: la Raza, el Pueblo, la Nación, el Reich... Desaparece la vida privada en el alambique en fusión de la colectividad omnipotente. La propaganda invade todos los aspectos de la vida, y determina qué leer, pensar, consumir y vestir; cómo comportarse de una manera precisa, establecida y única. Todo discurso alternativo se vuelve difícil; es censurado, denigrado e incluso prohibido. La razón no cuenta para nada; se la presenta, además, como un factor de decadencia, un fermento de descomposición; en su lugar se prefiere al instinto nacionalista, la pulsión popular, la energía irracional de las masas incitadas por numerosos discursos y técnicas de sujeción mediáticas. La conformación de este desatino puro exige la presencia del jefe carismático, el gran organizador, el principio de cristalización...
Luego, el fascismo del zorro: apende de las lecciones del pasado y admite combinaciones formales y revoluciones significantes. Pues el liberalismo es maleable, y ésa es además su fuerza. El golpe de Estado no es popular: demasiado visible, demasiado indefendible en estas horas de mediatización universal y de pleno poder de las imágenes. Malas maneras... De ahí, el rechazo a la violencia del león maquiavélico en provecho del zorro, que pertenece al mismo bestiario, pero es reconocido por su astucia, su picardía y su deshonestidad. El león recurre a la fuerza del ejército; el zorro, al poder de los arreglos discretos.
En cuento al contenido, las cosas cambian poco: se trata siempre de reducir la diversidad a uno y de someter las individualidades a una comunidad que las trascienda. Se recurre al pensamiento mágico, a los instintos más que a la razón; se intimida; se justifica el terror con la lucha entre los enemigos convertidos en víctimas propiciatorias; se constriñe menos con el cuerpo que con la sumisión de las almas; no se maltrata el cuerpo, pero se apalea el espíritu; no se suelta a la milicia; se formatean las inteligencias para que no piensen: nada nuevo excepto el envase...
El éxito de la empresa se confirma: en las zonas de dominación liberal -la Europa maastrichtiana que, sin duda, foma parte de ellas-, las editoriales y la prensa sirven el mismo caldo insípido; los políticos en el poder, derecha e izquierda confundidas, defienden el mismo programa bajo falsas diferencias orquestada para el espectáculo; el pensamiento dominante alaba el pensamiento de los dominadores; el mercado es la ley en todos los sectores -educación, salud, cultura, por supuesto, pero también ejército y policía; los partidos, sindicatos, parlamentos, participan de la oligarquía y reproducen el orden social de modo idéntico; se desacredita el uso público de la razón crítica en favor de métodos irracionales de comunicación-, sabiamente teatralizados y escenificados por consorcios financieros monopólicos; todos los días se manipula a las masas a través del uso adictivo de la televisión; se impide cualquier proyecto constructivo que no esté al servicio de una religión consumista, etcétera.
El fascismo del zorro es micrológico porque se manifiesta en situaciones ínfimas y minúsculas. Lección de Michel Foucault: el poder está en todas partes. Por lo tanto, en los intervalos, en los intersticios, en el entredós de lo real. Aquí, allá, en otra parte, en las pequeñas superficies, en las zonas estrechas. Mil veces en un día, esa zorrería llega a producir sus efectos.
Otra clase magistral, la de La Boétie: afirma en su obra Discurso sobre la servidumbre voluntaria que todo poder se ejerce con el consentimiento de aquellos sobre quienes se manifiesta. Ese microfascismo no viene de arriba, sino que irradia, conforme al modo rizomático, a través de pasantes- en potencia, cada uno de nosotros- que se vuelven conductores de esa mala energía, como la electricidad. Esta comprobación constituye el primer tiempo necesario para elaborar la lógica de la resistencia. Saber dónde se encuentra la alienación, cómo funciona y de dónde proviene permite visualizar la continuación con optimismo.


[Michel Onfray/La potencia de existir. Manifiesto hedonista
Ediciones de la flor. 2007]

29.4.11

¿Por qué un "medio alternativo" es un medio alternativo?

¿Por qué un "medio alternativo" es un medio alternativo? [1]

Descargar artículo en PDF
Gustavo Roig, miembro de la Asamblea de Nodo50


"Confucio alteró el texto de un viejo almanaque popular cambiando algunas palabras: en lugar de escribir ’el maestro Kun hizo matar al filósofo Wan’ escribió: ’el maestro Kun hizo asesinar al filósofo Wan’. En el pasaje donde se hablaba de la muerte del tirano Sundso, ’muerto en un atentado’, remplazó la palabra muerto por ’ejecutado’ abriendo la vía a una nueva concepción de la historia." Bertolt Brecht. Cinco dificultades para escribir la verdad.

Cuando pensamos en los grandes medios, los asociamos con facilidad y certeza al universo de las empresas de comunicación, los partidos políticos, la banca o el estado. Y solemos acertar, así, en una primera apreciación, al identificar a los mass media con el poder en términos generales y con algunas expresiones del mismo en términos particulares. Y al poder lo asociamos a la idea de pensamiento dominante, único; a verdades incuestionables que operan como matrices hegemónicas desde las que se explica el mundo y todo lo que nos acontece [2]. Idea de poder, concepto de verdad y una responsabilidad evidente en los mecanismos de producción de sentido, que permiten a la opinión pública aceptar como inevitable la vida y el mundo que nos ha tocado vivir. Eso suele ser lo que intuimos al pensar en los grandes medios.

¿Y qué pensamos cuando nos referimos a los medios alternativos? En algunos casos, cercanía, si lo hacemos desde algún espacio de las redes sociales. Complicidad, al comprobar coincidencias en su forma de abordar temas que consideramos "nuestros". Los sentimos parte de nuestra actividad, sometidos a las mismas penurias y debilidades organizativas que suelen caracterizar a los espacios de militancia y activismo que convenimos en llamar movimiento. Son algo cercano, empático, son parte de lo nuestro, por tanto en ellos hay algo de nosotros.

Sentir esto aclara, por contraste, la contraposición evidente entre los medios hegemónicos y las prácticas comunicativas contrahegemónicas, y lo hace a un nivel epidérmico, en la percepción básica. Profundizando bajo esa primera impresión podríamos establecer algunos de los elementos definitorios de esta prácticas alternativas con la idea de presentarlas como un modelo de comunicación propio de las redes sociales, de los espacios sociales desde los que se construye pensamiento y prácticas críticas con la realidad, es decir, con el capitalismo.

El modelo

Comunicación y política son conjuntos significativos superpuestos que a estas alturas de la historia se mimetizan y no pueden concebirse por separado. Cuando en los sesenta Marcuse 3 sentaba cátedra sobre la ciencia y la tecnología taylorista como proceso social de reproducción sistémica y como actualización ideológica de las fantasías progresistas decimonónicas, apenas se percibía la potencia política del desarrollo científico técnico vinculado a estrategias comunicativas. Habermas fue quizá el primero a intuir, apenas superado el 68 francés, las posibilidades liberadoras de lo técnico vinculado a procesos deliberativos. Hoy, la política , que es pura comunicación, ha incorporado la tecnología de la información como herramienta y la ha transformado en paradigma, en ideología. La red ya no es sólo un espacio ni una plataforma de interconexión; hoy las redes son modelo organizativo y referente de organización social y política tanto para teóricos de la nueva economía (que a día de hoy ya no es nueva) como para movimientos de resistencia y acción global.

Lo que solemos entender como medios de comunicación alternativos son un conjunto de webs, periódicos, revistas, radios libres o televisiones que comparten con las redes sociales discurso y formas de organización. Y no es poca cosa pues desde esas dos premisas es desde donde se construye un modelo de comunicación propio (el de las redes sociales) alternativo al de los medios de comunicación de masas (MCM). La alternatividad no explica mucho más que eso: el distanciamiento respecto al modelo mediático hegemónico y su superación política de la mano de políticas rupturistas, antisistémicas, contrahegemónicas. Lo alternativo no es una categoría política, mucho menos una corriente política definida. Es un recurso significativo que nos sirve para mencionar unas prácticas a las que hace tiempo hemos dejado de llamar revolucionarias (una renuncia a mitad de camino entre la derrota cultural y el reconocimiento de lo real) y hoy podemos englobar en la crítica organizada al capitalismo: antiglobalizadores, libertarios, autónomos, ecologistas, feministas, hackers, estudiantes, sindicalistas, comunistas... Este entramado de novísimos, nuevos y viejos movimientos sociales -difícil de definir en la precisión académica, accesible en una representación mental de tipo político o cultural- es el espacio de lo alternativo y de él parten los discursos de la alternatividad.

La agenda de la protesta es amplia. Recoge el conjunto de agravios con el que el neoliberalismo ofende a la izquierda, agrede al planeta y a su gente. De la misma manera, sistematiza análisis, programas, proyectos y propuestas. La agenda de los movimientos sociales es la agenda de la comunicación alternativa que, a diferencia de los media convencionales, se presenta como un conjunto coherente de causas/consecuencias/propuestas que explican y facilitan la comprensión de la realidad que viene al caso. Frente a la barbarie que se expone como calamidad natural, encontramos contexto, datos, causas, análisis y propuestas pegados a lo real. Así, la información mercantilizada de las empresas de comunicación, cuyo efecto suele ser paralizante y desinformativo, se recupera desde la comunicación alternativa como toma de partido para la acción. En lo orgánico los proyectos asumen las pautas de funcionamiento propias de las redes de colectivos de las que provienen, lo que imprime a la organización de los medios alternativos un formato horizontal y descentralizado. Pierde fuerza la figura de la pirámide que disocia y enfrenta la figura del director y la redacción, y cobra protagonismo la asamblea a cuyo cargo está la autogestión del proyecto. En algunos nodos de Indymedia, en periódicos como Diagonal, radios libres como Elo o servidores como Nodo50 la gestión es asamblearia y la responsabilidad es colectiva. Esta opción no responde precisamente a criterios de eficiencia o en todo caso, eficiencia y eficacia se someten, en tensión permanente, a la determinación política que respeta (porque asume) las señas de identidad organizativas del movimiento al que pertenece. Las iniciativas de comunicación de las redes sociales se perfilan, pues, como áreas especializadas dentro de los movimientos, muchas veces como un proyecto más dentro de un mismo espacio político. No son empresas periodísticas, sino áreas dedicadas a la comunicación en la red social de la que son parte. En buena medida, esta posición privilegiada que le permite constituirse como proyecto dentro del movimiento, determina variaciones de fondo en la comunicación alternativa respecto a los modelos comunicativos clásicos. En la medida en que los medios de comunicación de los movimientos son protagonistas activos, las tareas convencionales de emisión/recepción se disuelven en experiencias de autoproducción informativa en la que los protagonistas de lo noticiable son al tiempo quienes lo procesan, le dan formato, lo emiten y lo vuelven a procesar en su entorno político más inmediato. Estas prácticas de autogestión empiezan a incorporarse como parte del repertorio de acción de foros sociales, semanas de lucha, congresos, encuentros, coberturas de acciones en directo. La red Indymedia marcó en este sentido una pauta que ha sido interiorizada por buena parte de las iniciativas políticas de base en los últimos años: los centros de medios independientes, la expresión más elevada de las prácticas alternativas de comunicación [4].


Verdades

Para la narrativa posmoderna cualquier pretensión de verdad universal es una manifestación de violencia cultural [5]. El "derecho a narrar" situaría a la experiencia particular en la base de la credibilidad y legitimidad de un relato. Como diría Zizek con sarcasmo, sólo una mujer negra lesbiana sabe lo que es una mujer negra lesbiana. La "imposibilidad" de explicar la realidad de ese colectivo social aleja la idea de verdad e impone un estrecho margen expositivo limitado a una mera relación de puntos de vista. En una lógica opuesta, los MCM trabajan deliberadamente en la consolidación de conceptos e ideas fuerza incuestionables. "Somos la verdad", afirman, e insisten en que "los hechos hablan por sí solos". Producen un efecto verdad en torno a personajes, acontecimientos históricos, conflictos sociales, convirtiéndolos en matrices explicativas a partir de las cuales todo cuadra en determinada forma de entender lo real [6]. Así, por ejemplo, la idea de legitimidad de la Transición, construida sobre la base de escandalosas omisiones, deliberados olvidos y más de una renuncia, se presenta como un pilar incuestionable (una verdad absoluta), que confiere legitimidad por meros mecanismos de transitividad lógica a la monarquía (ilegítima y antidemocrática por definición) y sus representantes.

La lógica de las redes sociales es otra: escapa al relativismo paralizante de la narrativa posmoderna y subvierte los valores incuestionables que fabrican los MCM. El viejo Marx nos advirtió hace ciento cincuenta años que el problema de las verdades objetivas es un problema práctico: "Es en la práctica dónde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio entre la realidad e irrealidad de un pensamiento que se aisla de la práctica, es un problema puramente escolástico" [7]. Nada mas lejano a la escolástica que la práctica de las redes sociales que en este sentido trabajan mas cercanas a lo que ya Lenin adelantó en los primeros años del siglo XX [8], y que demostró su operatividad en tanto se incorpora de manera generalizada a la práctica política moderna. Una política de la verdad se levanta sobre la construcción colectiva de un relato que enlaza, da sentido a las aspiraciones colectivas de un sector social en movimiento y a su percepción de lo real objetivo. La veracidad se sustenta en la capacidad del discurso compartido de dotar a colectivos sociales de herramientas para la interpretación y la intervención subversiva sobre el mundo, sus instituciones, sus iconos y sus valores imperantes. Una política de la verdad se basa así en un proceso de creación colectiva de relatos, mitos, lineas de interpretación e imaginarios en disposición de convertirse en topos conceptuales que horadan y socavan las bases conceptuales de la realidad [9].

Hace tiempo ya que los nuevos movimientos sociales se han reapropiado una serie de tecnologías de la comunicación y las han puesto a trabajar al servicio de toda una práctica comunicativa que se levanta desde el conflicto y la acción colectiva. En ese empeño se construye una práctica y una política de la verdad en que se presenta un conjunto de dignósticos, causas y responsabilidades acerca de lo real que conecta con las necesidades y las impresiones de millones de personas. Ese fue el trabajo de Lenin y los suyos, que en 1902 levantaron una organización de revolucionarios sobre la red social de lectores, redactores y distribuidores de Iskra 10. Comunicación e intervención política entrelazadas de la misma manera que a día de hoy los movimientos de resistencia global no se conciben sin la agitación, la coordinación y la amplificación de sus voces que obtienen gracias a su reapropiación de las redes de telecomunicación, donde habitan y desde las que se coordinan.

11M: un ejemplo como conclusión

Entre los días 11 y 13 de marzo del 2004 la casi totalidad de los medios electrónicos contrainformativos de este Estado trabajó en esta línea en relación a los atentados de Vallecas y Atocha, con unos resultados políticos espectaculares. Al tiempo que desde los MCM el gobierno fraguaba una gran mentira bajo el formato de una verdad incuestionable ("ha sido ETA", desde la contrainformación se ponían en marcha toda una serie de dispositivos preventivos que demostraban, como mínimo, una cierta desconfianza genética frente a la verdad oficial. Tras unas primeras horas, las reacciones de emotividad más elementales frente a la muerte abren paso a una búsqueda arriesgada de relatos alternativos. Desde las primeras horas del día 11 pudimos leer en webs como Indymedia Barcelona, La Haine o Nodo50 noticias que apuntaban en dirección opuesta a la linea oficial de investigación. A pesar de la presión mediática, la amenaza política y el chantaje emocional que en ciudades como Madrid incapacitaban cualquier reflexión autónoma, la contrainformación en Internet hilvana desde muy temprano una serie de datos que provienen de fuentes alternativas (extranjeras, oficiosas, históricas, testimonios personales) y que en su conjunto cuestionan y acentúan la desconfianza frente al monólogo a varias voces que impuso el Partido Popular. Estos datos se cruzaron con las declaraciones de Arnaldo Otegui el mismo día 11 y con los diferentes comunicados de ETA. En conjunto se fue conformando un relato público, diferenciado del oficial, enfrentado a él y plenamente coherente con la lógica inmediata de los acontecimientos (guerra de Iraq, elecciones, desesperación del PP ante una previsible confirmación de la pista islámica). Lo que se presentaba como verdad incuestionable se enfrenta en la red a otra verdad operativa, lógica, coherente y dinámica, que crece y se fortalece según pasan las horas.

Bertolt Brecht explicaba en 1934 cuales eran las dificultades para escribir la verdad [11], que en situaciones de crisis política y cierres mediáticos podemos agrupar en :

1) la dificultad de reunir el valor necesario para escribir la verdad, a pesar de las presiones y amenazas. Algunos medios renunciaron a ello muy pronto el mismo 11 de marzo. [12]

2) la dificultad para descubrir elementos informativos que nos permitan reelaborar un discurso veraz.

3) la dificultad a la hora de saber utilizar la verdad como un arma en el combate político.

4) la necesidad de disponer de la astucia necesaria para difundir la verdad

5) la necesidad de que la verdad desencadene la acción

Entre el 11 y el 13 de marzo del 2004 casi todos los medios alternativos en la red superaron con inteligencia y valor las dificultades que Brecht sistematizó como el problema de los escritores bajo la Alemania nazi. Se contó con la determinación de construir un relato alternativo ante lo que se presumía era una gran mentira encubridora (1). Se buscaron en muchísimos sitios fuentes alternativas con las que poder construir esa otra verdad (2). Se utilizaron con inteligencia y habilidad nuevos y viejos canales, desde la web y los foros para la difusión (4), hasta los móviles, para pasar a la acción ante las sedes del PP de buena parte del Estado (5). Utilizar la jornada de reflexión como jornada de acción colocó al Gobierno en el peor de los escenarios posibles, con miles de personas ante las sedes de su partido, relacionando las bombas de Madrid con los bombardeos en Iraq. Efectivamente, se utilizó como un arma esa verdad construida colectivamente en el pulso que las redes sociales mantuvieron con el gobierno desde el mismo día 11 (mediante una estrategia de desobediencia informativa) y que acaba el 13 en forma de desobediencia civil generalizada [13] (3). Lo ocurrido el 14 de marzo alguna relación debe tener con todo esto.

En coyunturas de crisis como las del 11-13 M los MCM ponen en evidencia sus debilidades y limitaciones. Esas fisuras están siendo convenientemente explotadas por un nuevo modelo comunicativo emergente que refuerza día a día la conformación progresiva de esferas públicas periféricas. La fórmula que consigue desencadenar la acción masiva a partir de la comunicación política, está en la base de los temblores políticos y sociales que hemos protagonizado en estos años. Nuestra verdad, colectiva, obcecada y siempre revolucionaria, es por tanto el motor de nuestra historia.



Notas:

[1] El título de este artículo es un guiño al trabajo de Noam Chomsky "Qué hace que los medios convencionales sean convencionales?" . Ha sido escrito en junio del 2006 para el número 84 de la Revista Exodo.

[2] Acaba de declarar el Subcomandante Marcos ante el Loco de la Colina: " La política moderna en un monólogo a varias voces. Los medios de comunicación lo declaman, marcan la agenda. Los políticos son el coro" TVE 1 15-06-06, 23:00 hs.

[3] Marcuse, H.: El Hombre Unidimensional , Planeta Agostini, 1985, Barcelona, págs. 171-197

[4] La Semana de Lucha Social, Rompamos el Silencio ha incorporado en su últimas ediciones anuales un eje comunicativo propio. Periódicos como Diagonal, radios libres como Elo,servidores de Internet como Nodo50, proyectos de contrainformación como La Haine, Otro Madrid, La Plataforma o Quieres Callarte han puesto en marcha Centros de Medios que tienen como función cubrir las necesidades comunicativas de los más de 40 colectivos que participan en la campaña. Ver http://www.rompamoselsilencio.net

[5] Zizek, S.: Repetir Lenin , Madrid, Ediciones Akal, 2004, págs. 15-22

[6] Gándara, S., "La prensa partidaria en la izquierda. Verdad, acción, conflicto" , en Vinelli y Rodríguez: Contrainformación. Medios Alternativos para la acción política, Buenos Aires, Ediciones Continente, 2004, págs. 38-50. [valioso trabajo el de Gándara a partir del cual surgen algunas ideas para este artículo]

[7] Marx, C.; "Tesis sobre Fuerbach" , en Muñoz, J.: Marx. Antología, Barcelona, Ediciones Península, Barcelona, págs. 607-608

[8] Lenin, V.: Qué hacer?, Moscú, Editorial Progreso, 1981, págs. 176-189

[9] Eso, cuyo significante fue desde hace un par de décadas denostado y todavía hoy, a pesar de habitar en cada una de nuestras cabezas, sigue sin ser reconocido: la ideología. Imprescindible en este sentido Therborn, G.: La ideología del poder y el poder de la ideología, Madrid, Siglo XXI, 1995.

[10] Iskra, periódico de los socialdemócratas revolucionarios rusos creado por Lenin en el año 1900

[11] Brecht, B., "Cinco dificultades para escribir la verdad" , en Escritos sobre teatro,2, Buenos Aires, Nueva Visión, 1970, págs. 205-6.

[12] Sobre estas renuncias es de interés el siguiente texto: http://www.nodo50.org/lecturas/imposturas_dominguez.pdf

[13] López, S. y Roig, G.; "Del desconcierto emocional a la movilización política: redes sociales y medios alternativos del 11 al 13M" , en Sampedro V. (ed): 13-M Multitudes Online, Madrid, Los Libros de la Catarata, 2005, pág. 183


¿Por qué un "medio alternativo" es un medio alternativo?
Gustavo Roig Domínguez
gustavo@nodo50.org

junio 2006

Creative Commons License

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.


Fuente

19.3.11

Eliana (La internacional Nadaísta) - ''Canción del futuro''

>Negarlo todo para recrearlo todo


Esta canción pertenece al disco ''La internacional Nadaísta'' de Eliana, cantante de protesta colombiana de los años 70. Se hace evidente debido al nombre del disco, que Eliana estuvo muy relacionada con un ''movimiento literario'' de esa época: el Nadaísmo. Uno de los ''nadaístas'' mas destacados fue Gonzalo Arango, de hecho él ha escrito algunas letras del disco (Girasol Giranada, Réquiem para un Yé-Yé). Se puede encontrar gran parte de su obra (textos, poemas, grabaciones, etc) en estas páginas:

http://www.gonzaloarango.com/
http://www.elprofetagonzaloarango.com/


Extracto del Primer Manifiesto Nadaísta
''La misión es ésta:
No dejar una fe intacta, ni un ídolo en su sitio. Todo lo que está consagrado como adorable por el orden imperante será examinado y revisado. Se conservará solamente aquello que esté orientado hacia la revolución, y que fundamente por su consistencia indestructible, los cimientos de la sociedad nueva.
Lo demás será removido y destruido.
¿Hasta dónde llegaremos? El fin no importa desde el punto de vista de la lucha. Porque no llegar es también el cumplimiento de un destino.''








Para descargar el disco de Eliana
http://www.mediafire.com/download.php?zln5ckyytmw




y para cerrar...



¡Los yetis y su Nadaismo! (letra de Gonzalo Arango)

En la década de los 60 el Nadaismo dejó su marca en la música que la juventud cantaría, escucharía y bailaría.
Uno de esos grupos musicales jóvenes que sintieron esas reverberaciones fue el conjunto de "Rock" paisa llamado "Los Yetis".








''Nunca abracé la felicidad, siempre una enfermedad nueva, una nueva desesperación
se sumaban al calvario donde clavaría mi bandera de odio contra el mundo.''

(de ''Café y Confusiones'', Arango)