26.3.10

Reivindicación (poema)

Fue falso el testimonio de las rosas
vendidas, falsas y aburguesadas.
Que se mostraron, vanidosas, cual trofeos
en balcones, canteros y terrazas.
Fue teatro la humillada marcha
de arboles, cabizbajos, por las veredas.
Solo pretenden, vegetales pura sangre,
confundir, a los artificiales jardines,
con montañas, en el corazón de babilonia.
Dieron la espalda a sus ancestros, los silvestres
Se aggiornaron y acataron paisajismos.
Y creímos los humanos imponerles,
a los yuyos nuestras leyes y nuestros códigos.

Pero nunca cedieron las rebeldes enredaderas
y desacatadas hierbas, indigentes.
Nos observan silenciosas en las huecos,
de nuestra triste civilización de cemento.
Si cesáramos la constante represión
empujarían ellas en las grietas
y talarían, colapsando nuestra selva
de imponentes torres, empequeñecedoras de hombres.

Y oleada tras oleada, contenidos,
nunca ceden los treboles y yuyos
en su ataque persistente.
Desplazados, que no crucen las trincheras.
Que no rompan la ilusión de nuestras vidas
de civilización, rituales y cemento.

Fue falso el testimonio de las Rosas,
vendidas por vanidosas, aburguesadas
Nunca sepultó el cemento al verdor.
Nunca eliminó al animalismo, el pudor.

Manuel Bertelotti

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